
Mientras el petróleo se hunde en los mercados, el surtidor no: el misterio del precio de la gasolina
Estamos a mitad de agosto y el asfalto arde, no solo por el sol. Los desplazamientos masivos de las vacaciones alcanzan su punto álgido y miles de conductores miran de reojo el marcador de combustible antes de emprender viaje. En un verano marcado por la volatilidad energética, el coste de llenar el depósito vuelve a ser protagonista, con subidas y bajadas que dependen tanto del mercado global como de la gasolinera que se elija.
Una caída que apenas se siente. Según los últimos datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea, el precio medio en España se sitúa en 1,483 euros por litro para la gasolina de 95 y 1,424 euros para el diésel. Son bajadas testimoniales: 0,2 céntimos menos para la gasolina y 0,8 céntimos para el diésel respecto a la semana anterior. En el surtidor, la diferencia es prácticamente imperceptible.
Comparado con hace un año, el ahorro es más visible —un 7,3% menos en gasolina y un 2,8% en diésel—, pero llenar hoy un depósito medio de 55 litros sigue rondando los 81 euros en gasolina y 78 en diésel. Y, como recuerda un estudio de Facua citado por El País, esa factura depende tanto o más de la gasolinera que del mercado internacional: repostar diésel en Murcia puede costar hasta 79 céntimos más por litro entre la estación más cara y la más barata.
Factores que presionan al alza. En el plano internacional, el precio del crudo Brent —referencia en Europa— ronda los 67,27 dólares por barril. La OPEP+ ha anunciado que aumentará la oferta en 547.000 barriles diarios a partir de septiembre, pero este tipo de movimientos tarda en reflejarse en los surtidores.
Dentro de España, la electricidad sigue siendo un motor inflacionario. El INE ha confirmado que el IPC subió en julio al 2,7%, su mayor nivel desde febrero, por un encarecimiento de la luz del 17,3% y, en menor medida, de los carburantes. El transporte, que incluye carburantes, billetes de avión y transporte combinado de pasajeros, también subió un 0,2%. Facua ha advertido en un reportaje para El País que la disparidad de precios no es cuestión de calidad, sino de competencia, ubicación y márgenes comerciales.
El riesgo de que la calma dure poco. La Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) prevé que la inflación alcance el 3% en septiembre, según han detallado en La Voz de Galicia. Si se cumple, esa presión podría trasladarse de nuevo a la gasolina y al diésel, especialmente en un contexto donde la electricidad y los alimentos siguen encareciéndose tras el fin de la rebaja del IVA. El Ministerio de Economía insiste en que la economía española mantiene “un fuerte dinamismo” y que el empleo y las subidas salariales amortiguan el impacto, pero para el conductor medio la sensación es otra: pagar lo mismo —o más— por cada kilómetro.
Más allá del repostaje. En este contexto, elegir bien dónde repostar puede suponer un ahorro notable. Herramientas como el buscador de Facua permiten localizar las estaciones más económicas en cada zona. Aun así, repostar en España sigue siendo algo más barato que en buena parte de Europa. La diferencia ronda los 14 céntimos por litro en gasolina y unos 13 céntimos en diésel frente a la media de la UE, y llega hasta los 20 céntimos si se compara con la zona euro.
Atisbando el repunte. La ligera bajada de precios en agosto no cambia la foto general: el combustible sigue caro y las fuerzas que lo empujan al alza siguen ahí. El alivio, si se le puede llamar así, podría ser solo un intermedio antes de que el marcador vuelva a subir. En agosto, tan importante como elegir el destino es decidir dónde y cuándo llenar el depósito.
Imagen | PxHere
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Xataka
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Alba Otero
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