Las profundidades de la Antártida siempre habían sido un misterio, hasta ahora: 3.000 «megaestructuras» submarinas

Las profundidades de la Antártida siempre habían sido un misterio, hasta ahora: 3.000 «megaestructuras» submarinas

Un equipo internacional de científicos, con el investigador de la Universidad de Barcelona David Amblàs a la cabeza, ha revelado un mapa mucho más complejo y detallado del fondo marino antártico. Utilizando la base de datos más completa hasta la fecha, han identificado 3.291 cañones individuales organizados en 332 sistemas, algunos de los cuales se hunden hasta los 4.000 metros de profundidad y que actúan como superautopistas submarinas que regulan el clima global, y a la vez, representan el talón de Aquiles de los gigantescos glaciares del continente helado.

El mapa que lo ha cambiado todo. Hasta ahora, nuestra visión del fondo marino que rodea la Antártida era borrosa. Los mapas se basaban en datos de baja resolución que apenas dejaban entrever las estructuras más grandes. Pero todo ha cambiado gracias al nuevo ‘International Bathymetric Chart of the Southern Ocean (IBCSO) v.2‘, una cartografía que ha combinado miles de sondeos de barcos con datos satelitales.

Aprovechando este «Google Maps» del lecho marino antártico, los científicos aplicaron técnicas hidrológicas semiautomáticas, similares a las que se usan para analizar las cuencas fluviales en tierra firme. De esta forma, lograron trazar con una precisión asombrosa toda la red de «ríos» y «afluentes» submarinos que surcan los márgenes continentales del continente.

Dos tipos de geografías muy distintas. El hallazgo con este sistema revela dos tipos de geografía submarina. Por un lado, se tiene a la ‘Antártida Oriental‘ donde se encuentran sistemas de cañones muy ramificados y con forma de U, que determina que su origen es muy antiguo. Por otro lado, se encuentra la ‘Antártida Occidental‘ donde predominan cañones más cortos con pendientes abruptas y secciones en forma de V, lo que permite ver un origen geológico más reciente.

Para Amblàs, esta diferencia tan marcada en la geomorfología «respalda la hipótesis de que la capa de hielo oriental es más antigua y se formó antes que la occidental». Esto es algo que hasta ahora solo se había podido intuir.

Representación visual de la metodología aplicada para la extracción de los arroyos en el fondo marino.

Autopistas de agua que deciden nuestro futuro. Estos cañones no son solo un accidente geográfico. Son actores protagonistas del cambio climático. Por un lado, actúan como canales para el agua de la plataforma continental, que al enfriarse y ganar salinidad, se vuelve muy densa. . Esta agua se precipita por los cañones hacia las profundidades del océano, en un proceso que forma el Agua Antártica de Fondo (AABW).

Esta masa de agua fría y densa es el motor de la circulación oceánica global, un gigantesco «cinturón transportador» que distribuye el calor por todo el planeta y secuestra enormes cantidades de dióxido de carbono en el océano profundo. La geometría de estos cañones, por tanto, es fundamental para la regulación del clima.

El talón de Aquiles de los glaciares. Por otro lado, estos mismos cañones son una puerta de entrada para el enemigo. Permiten que el Agua Profunda Circumpolar (CDW), una masa de agua relativamente cálida (unos 2 °C por encima del punto de congelación) y salina, se cuele desde el océano abierto hasta la base de las plataformas de hielo. Este flujo de agua cálida es el principal responsable del derretimiento basal de los glaciares, erosionándolos desde abajo y acelerando su deslizamiento hacia el mar.

El descubrimiento de una red tan densa de cañones, especialmente en la Antártida Oriental (considerada hasta ahora más estable), sugiere que la vulnerabilidad del continente al calentamiento oceánico podría ser mayor de lo que preveían los modelos. Regiones como el Mar de Amundsen, hogar del Glaciar del Juicio Final, están llenas de estos cañones que le sirven en bandeja el agua cálida.

El gran reto: que nuestros modelos climáticos lo entiendan. Además, este descubrimiento pone de manifiesto una carena importante: los modelos climáticos que utilizamos actualmente para proyectar escenarios futuros no son capaces de simular con precisión. La topografía es tan accidentada que las predicciones sobre la dinámica de los océanos y el clima pierden fiabilidad, especialmente en áreas tan vulnerables como el mar de Amundsen.

Por ello, los dos autores de este estudio subrayan la urgencia de seguir invirtiendo en el mapeado de alta resolución de estas zonas inexploradas. El segundo investigador, Riccardo Arosio, concluye que «seguramente se revelarán nuevos cañones» y cada uno de ellos es fundamental para poder hacer modelos climáticos más precisos que determinen el futuro del planeta.

La Antártida es un pozo de sorpresas. Son muchas las investigaciones que se centran en la ubicación del planeta, y las conclusiones son muy interesantes. Ya sabemos que en el pasado donde hay ahora hielo había un auténtico bosque, o que bajo su superficie algo está enviando una señal que la ciencia no logra esclarecer. Y esto ha hecho que el turismo haya llegado a este lugar, algo que no le está sentando demasiado bien.

Imágenes | Cassie Matias

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La noticia

Las profundidades de la Antártida siempre habían sido un misterio, hasta ahora: 3.000 «megaestructuras» submarinas

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por
José A. Lizana

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